Hoy en día, aun existe mucha gente que cree que hacer un proyecto online, es preocuparse del desarrollo y luego esperar a pegar el pelotazo. Aun piensan que su idea es cojonuda y que por sí sola, llegará lejos. Siento mucho llevarles la contraria, pero el 99% de ellos se equivoca. Internet podía ser así en el año 96, pero han pasado 20 años y las cosas han cambiado. Vamos a explicar las situaciones en las que nos vemos, después de vernos en multitud de situaciones con clientes y años de experiencia online. A este personaje, le vamos a llamar, cariñosamente, el Cyber-Emprendedor.
Antes de seguir, no pretendo desde aquí desmotivar a nadie, solo mostrar una versión que, aunque no he padecido en mis propias carnes ni es en el 100% de los casos, la he visto y pretendo dar un enfoque realista al que quiera, pueda o tenga que emprender. Todos nos hemos metido en algún jaleo que nos costó salir profesionalmente hablando, pero también es parte del aprendizaje. Tampoco quiero o pretendo que nadie se sienta ofendido ni dé por aludido, sólo contarlo con un poco de buen humor y quitarle dramatismo….
Elegir a los vendedores de tu idea
Cuando tienes una idea para una web, la primera premisa que tiene nuestro Cyber-emprendedor es «Si me lo pueden hacer gratis, mejor». Por un lado es cierto, pero por otro, algo gratis, no siempre es la mejor opción; y, aunque puede ser buena opción en algunos casos, no vas a competir con Facebook o E-bay o Booking con una plataforma/CMS open-source y un hosting gratis. En este punto, el desarrollador (o la agencia o el comercial o con quién maneje el asunto) tiene que ser sincero y valiente, para decirle lo confundido que está, aunque eso vaya en contra de sí mismo.
Como es algo que me gusta mucho usar, vamos con un ejemplo… Entra un Cyber-Emprendedor en una agencia de diseño web o de apps, diciendo 2 cosas, que tiene pasta y su idea cojonuda. En ese momento, al CEO, al comercial jefe, al de contabilidad, el jefe de operaciones y toda la recua de «becarios-en-busca-del-contrato-indefinido» empiezan a aplaudir y gritar orgásmicamente. Tienen una reunión en la cual el Cyber-Emprendedor sale pensando que ya está, «el año que viene en la lista Forbes», y después de ella, le presentan un ppt de humo, colorines y un presupuesto más inflado que el Hindenburg cruzando el Atlántico, porque «para un proyecto online de tal envergadura, la inversión tiene que ser proporcionada…».
A todo esto, el, o la, desarrollador o diseñador web está en su esquina, callado, mirando de reojo, pensando para sus entrañas «lo que me viene encima…».
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Del vendedor al desarrollador
Este proceso se repite en varias agencias (o no), hasta que a nuestro amigo Cyber-Emprendedor, después de ver varias opciones (o no), se decanta por una agencia y le presentan el proyecto al desarrollador. Aquí es cuando empiezan los problemas, los plazos, los retrasos, los «no me gusta el diseño», los «mi idea se vende sola, eso no lo necesito», los «mi cuñado dice…», «tengo primo que sabe de esto y…»etc…Todo un sinfín de bravuconadas por desconocimiento del medio, mal asesoramiento y varias úlceras estomacales a nuestro amigo diseñador; incluso cambios en el presupuesto, por eso de los retrasos y algunos «esto no estaba previsto inicialmente».
Pero un día, todo acaba y se lanza al gran público. Lo habitual es que, de primeras, no haya tal revuelo ni la repercusión que el Cyber-Emprendedor esperaba. Éste, piensa para sus adentros «Roma no se construyó en dos días». Pasan los días y semanas, pero Roma aun no aparece en el horizonte. Cómo es normal, después de gastarse una pasta en su idea tal y como él la pensó, nuestro amigo Cyber-Emprendedor quiere que haya un retorno de su inversión, ya que, o se la tiene que devolver a un banco o son los ahorros de su jubilación o lo que tenía separado para la universidad privada de sus hijos. Y empieza a apretar a la agencia porque todo ese humo, no convierte.
Gabinetes de crisis: ¿fuiste tu el culpable o lo fui yo?
Con los nervios empezando a aflorar, se organizan nuevas reuniones, ya con menos gente, menos aplausos y, por supuesto, más mal rollo y mucha tensión. Los primeros dardos van al desarrollador, SIEMPRE, pero él o ella, como en su día había visto lo que le venia encima, guardó todo, bien a salvo y organizadito, para salvaguardar su espalda. Lo demuestra. Caras de poker. Miedo y asco en Las Vegas. No contaban con su astucia… (Chapulín Colorado dixit)
El siguiente de la lista para ser interrogado/atacado, es el comercial. El cual, después de mil preguntas y mails sin contestar, se disculpa porque tiene otra reunión con un importante cliente y se pira. La verdad es que no pinta nada, porqué su trabajo acabó con el primer ingreso del Cyber-Emprendedor, y su aportación en este momento es totalmente nula.
A todo esto, en la reunión ya quedan pocas personas; el, o la, de contabilidad no pinta nada(«yo ya conté»); el, o la, de administración tampoco («yo ya administré»); y el, o la, de operaciones, que ya operó.
La única salida que le queda al CEO, ese gurú, aka líder-de-éxito-que-nos-muestra-el-camino, es el marketing; cosa que le parece bien al Cyber-Emprendedor, hasta que se entera que tiene que pagar más, cuando la credibilidad de la agencia empieza a estar en entredicho. Aquí dejan de ser amigos y empiezan a ser cliente y proveedor.
Se vuelve (o no) a la ronda de visitas por más agencias, pero con un matiz distinto; ya hay algo sobre lo que opinar y analizar, y lo que escuche nuestro amigo Cyber-Emprendedor puede que no le guste…
Llegados a este punto, puede pasar cualquier cosa, que crezca, que desaparezca, que salga bien, que se quede a medias… Lo que está claro, es que hoy en día es muuuuy difícil que te despiertes millonario de un día para otro.
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Conclusiones
De todo este ‘tocho’, sacamos varias conclusiones que ahora expongo:
– es mejor dar muchos pasos pequeños que uno muy grande: es necesario dar muchos pasos pequeños para poder avanzar. Cualquier mega-proyecto online, ha empezado poco a poco, desde abajo y con mucho trabajo, pruebas y errores. No quieras correr antes de aprender a andar.
– ten cuidado con el Reverso Tenebroso de la Fuerza: lo que parece fácil y rápido, nunca lo es. Mira a Darth Vader, era el Leo Messi de los Jedi y acabó como Maradona, había algo que lo dominaba… En desarrollos, aplicaciones o proyectos de un tamaño considerable, nada es rápido y fácil; y si te dicen que eso nada, que no te preocupes, mienten. Cada acción tiene que estar medida y el riesgo a asumir tiene que estar lo más cerca posible a cero.
– mide en cada momento que te sea posible: empieza a familiarizarte con la ‘jerga’, a medir tus visitas, tus ventas, tus clicks, tus ratios de conversión,… No te dejes liar con ‘palabros’ que no manejas, si algo no sabes o no entiendes, PREGUNTA. Y si después de preguntar, sigues sin entender, PREGUNTA OTRA VEZ. Nadie nació aprendido.
– interactúa: Deja que los usuarios te muestren el camino. Por muy cretino que seas, no lo sabes todo, ellos te van a enseñar que quieren y como lo quieren. Y lo más importante, por cuanto.
– deja que el proyecto evolucione: No te cierres a nuevas posibilidades si tienes que renunciar de tu idea original, si ves que hay otro camino a seguir o una oportunidad para salir adelante, no la tires por la borde. Aprovéchala.
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8 septiembre, 2016