Ya hemos hablado en varias ocasiones de que existen muchas formas de conseguir fuentes de tráfico válidas según para lo que se quiera, ya sea para una tienda online o para una web de servicios de un empresa. El posicionamiento orgánico tiene que ser sin ningún lugar a dudas, la base donde asentar un porcentaje muy alto de nuestro tráfico, pero existen otras fuentes de tráfico de tal volumen que es necesario tenerlas en cuenta.
Las fuentes de tráfico
El tráfico a una web puede venir desde varios sitios. Según Google Analytics, puede ser orgánico, referido, de pago o social. Esto como mínimo, pero hay que tener en cuenta que no siempre se puede tener tráfico de todas estas ‘patas’ de la mesa a la vez.
El tráfico orgánico, SEO, se consigue con acciones tanto dentro como fuera de la web que se pretende posicionar. Las acciones internas (OnPage) son controlables, accesibles y relativamente claras tanto a nivel formal como a nivel contenido. Necesitas contenido, mucho e indexable; necesitas textos, con grandes titulares y palabras clave en ellos; necesitas ser original, no copies, hay un panda vigilando…. Respecto a las acciones externas, OffPage, se limitan a generar y controlar cómo, cuánto, cuándo y desde donde te enlazan. Incluso porqué.
El tráfico referido, referal, es el proveniente de enlaces desde otros sitios web. Estos pueden ser comprados, de amigos, generados e incluso anuncios o banners. Afecta directamente al SEO OffPage, ya que para que estos referals seán válidos, hay que tener en cuenta su ‘escultura’ y distinto tipo. Por ejemplo, si un gurú del sector Z enlaza tu página, para los robots rastreadores, ganas credibilidad, lo que potencia tu indice de visibilidad en red.
Pagar por el tráfico de una web también es un forma válida de conseguir visitas. Aunque dependiendo de lo competido de tu negocio y de cuanto te gastes por clic, será más o menos rentable. Cada vez más, los usuarios no ‘pican’ en anuncios o hacen clic ‘a lo loco’ en los banners de una web.
Y por ultimo, la fuente de tráfico desde las redes sociales. Viene siendo lo mismo que el tráfico referal, pero Google se ha desmarcado en la ultima actualización de Analytics por la distinta idiosincrasia de esas webs o apps. Es lo que llaman los Social Signals. Si tu contenido, publicaciones o lo que sea que hagas en Internet, es compartido por muchos usuarios en las redes sociales, obviamente, ganarás tráfico desde Facebook, Twitter, Instagram… A este tipo de fuente de tráfico se le ha añadido una característica recientemente, que es el comportamiento social de los usuarios hacia determinado contenido.
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La irrupción de Facebook
Desde el inicio de los tiempos de Internet hasta la aparición y masificación de las redes sociales, el comportamiento de los usuarios podía llegar a ser previsible. Elegía su buscador, ya sea Altavista, Lycos o Yahoo, buscaba sobre algo y veía los resultados, ya fuese desde anuncios, desde los resultados orgánicos o por la recomendación de otras webs o usuarios. Esto duró unos años, hasta que, de pronto, todo el mundo tenía Intenet en casa y todo el mundo quería hacer cosas en Internet (esos late 90s…). Aparecieron las redes sociales y los usuarios empezaron a tener a quien seguir y leer o ver en plataformas web tipo LiveJournal o Fotolog. El tema empezó a tener éxito. Aparecieron muchas y desaparecieron otras tantas en los primeros años de la década del 2000. No era nada masivo y todo bastante ‘inocente’, pero los usuarios seguían usando buscadores o páginas que conocían…hasta que apareció Facebook y cambió el panorama.
Alrededor del año 2007, si no tenías Facebook eras un despojo social. Ya no tenías que comprar la prensa del corazón para enterarte de todos los cotilleos de la ‘farándula’; ya no tenías que esperar a los deportes del telediario para ver que dicen de tu equipo de fútbol o de tu jugador favorito. Ahora podías seguirlo a él y tener información de primera mano; podías reencontrarte con tus compañeros del colegio o ese amor infantil que hace 20 años que no sabías nada de ellos. Facebook nos había conectado a todos definiéndonos en nuestra propia hoja parroquial.
Las grandes marcas pronto se dieron cuenta del enorme potencial que esto suponía y del cambio en los hábitos de los usuarios. Se hicieron sus perfiles y automáticamente sus publicaciones se mandaban a estas plataformas sociales para que el usuario accediese a ese contenido de una forma rápida y fácil. Además era un usuario válido, porque libremente, había elegido seguir a dicha marca o perfil; con lo que ello suponía, su capacidad para interactuar. Un nuevo mundo de relaciones digitales se implantaba. Todo el mundo quería ser community manager, era el trabajo del futuro….
Ya han pasado unos años, y, Facebook, ya no es tan bonito como era en sus inicios. Muchos usuarios ya no tienen perfil, y otros tantos que si lo tienen ya no lo usan. Twitter o Instagram han cubierto un cupo de usuarios con otro tipo de necesidades, tanto de privacidad como de exposición al medio social. Ya no es tan graciosos reencontrarse con determinada gente, o que todo el mundo sepa que haces, donde estás o que te gusta. Incluso las marcas tienen problemas de reputación online en Facebook, debido a su uso como centros de atención al cliente.
El comportamientos de los usuarios
Con el paso del tiempo, el comportamiento de las marcas, los usuarios e influenciadores ha cambiado. Los accesos son desde muchos otros nuevos dispositivos. La inmediatez es básica y trepidante.
Las marcas tienen más cuidado con lo que publican y como lo publican; a los influenciadores les ha salido muchísima competencia y los usuarios han cambiado la forma de tener contenido rápido, fresco y de forma mucho más pasiva. Rápido, porque ya no necesitan buscar, se les muestra según lo que ellos han elegido.Fresco, porque el que tenga el mejor contenido más reciente, será el que se primero se beneficie de la novedad y gane la batalla respecto a su competencia de ‘quien-es-el-mejor-en-su-nicho’. Y pasivo, porque ya no es el usuario quien va a una web a ver algo, el usuario elige que quiere ver, lo sigue en Facebook y se nutre de lo que, día a día y publicación a publicación, van mostrándole en su muro. No tiene que esforzarse para saber o para investigar; sólo tiene que esperar a que algo le llame su atención. Algo como la televisión, pero tu eliges de que canales quieres ver el contenido.
En resumen, un usuario que quiera ver ‘videos de surf’ un día busca en Youtube y verá contenido genérico e incluso antiguo, quedando más o menos satisfecho; el segundo día, encontrará una web que le gustará y el contenido que verá será más reciente o más enfocado a sus gustos; y al tercero, lo seguirá en Facebook o Twitter y verá su contenido nuevo desde ahí. Cuando deje de gustarle o de tener importancia o su contenido ya no sea tan bueno, deja de seguirlo y a otra cosa.
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